jueves, 23 de febrero de 2017

Caballitos de mar.

Hoy quiero compartir contigo mi pasión por los animales. Siempre me han gustado, y trabajar con ellos conociéndoles de la manera más personal posible, para así, “entenderles”, era un proyecto que me nació desde bien pequeño… Hace muchos años tuve la suerte de trabajar en unas instalaciones donde tuve un trato muy estrecho con diferentes animales del Mar. (Proyecto cumplido). Me dedicaba a estudiar la química de sus hábitats y a sus cuidados en general. Aprendí mucho de éste mundo que hasta entonces era absolutamente desconocido para mí.
 
Cuando terminaba mi trabajo estipulado, en mi tiempo libre, me dedicaba a observarlos sin la presión del trabajo… un día, mi curiosidad se centró en unos Caballitos de Mar (Hippocampus sp.) que había en una zona apartada.
 
Comencé a interesarme por ellos hasta tal punto, que junto con otro compañero, logramos criarlos. Fue una experiencia gratificante a todos los niveles, tanto en el ámbito laboral, pues es una especie muy complicada de criar, como en el personal, y desde luego, jamás lo olvidaré.
 
De las cosas que más me llamó la atención y lo que más me despertó la curiosidad por estos curiosos animales, fue su tipo de reproducción. La cual la estudié y documenté.
 
Resulta que se cortejan durante días, realizando movimientos conjuntos a modo de danzas. En concreto, estos caballitos son de color amarillo y la hembra cuando entró en celo se volvió color blanquecino, ver la trasformación en la pigmentación de su piel fue increíble. Llegado el momento de aparearse, la hembra deposita los huevos en una bolsa abdominal que tiene el macho, y ahí son fecundados. Aquí es donde radica lo peculiar de estos animales… desde ése momento el macho es el encargado de sacar adelante a su prole. Los huevos fecundados eclosionan dentro de la bolsa del macho y llegado el momento, son soltados al agua ya constituidos como caballitos de mar, eso sí, en miniatura. En ese momento las crías son abandonadas por sus progenitores y dejadas a su suerte.
 
¿Curioso, verdad?
 
Ver aquellas crías nadando en el acuario y saber que en cierta medida fue gracias a nosotros, fue muy gratificante. Desde luego aprendí mucho; me encantaba pasar las horas del día sin percatarme en realidad de su paso, aprendiendo todo lo que era capaz sobre estos animales. Casi todos los días se ponía el Sol sin ni siquiera darme cuenta. Fue una experiencia que aportó mucho a mi vida y que siempre llevaré conmigo.  
 
 
Crías de Caballito de mar.
Alfonso B. C.


Caballito de mar.
(Macho)
Alfonso B. C.

Caballitos de mar.
(Hembra y Macho)
Alfonso B. C.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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