Hace poco, cayó en mis manos una
fábula que realmente hace pensar. Ha llegado a mí, en el momento en que lo
necesitaba, ratificando que las cosas llegan cuando tienen que llegar y no cuando
uno quiere. La fábula que voy a compartir contigo hoy, habla de atreverse a
hacer aquello que siempre has querido, eliminando de tu Ser, todos los miedos,
preocupaciones, pensamientos recurrentes...
Este escrito, llegó a mí en el
momento en que mi vida, dio un giro de 180 grados.
Un padre quería dar una lección a su hijo; éste, tenía un gran
potencial pero jamás se atrevía a hacer nada por miedo a perder lo poco que
tenía.
Un día, ambos, salieron de viaje y pararon cerca de un apartado pueblo,
se centraron en la casa más pobre y más alejada de aquel lugar. Era un chamizo
modesto y pequeño que no tenía nada llamativo excepto una vaca. La casa era
habitada por una numerosa familia, no poseían ningún bien material, pero
sobrevivían al día a día, gracias a la leche que le deba aquel animal.
El padre, sin mediar palabra y al ver que ningún miembro de la familia estaba
por los alrededores, sacó un arma y mató, ante los incrédulos ojos de su hijo,
a la vaca.
Éste, estalló en cólera al ver que su padre había matado a la vaca,
terminando con el único sustento que poseía aquella pobre familia.
El padre metió a su enfurecido hijo en el coche y se marcharon de
viaje.
AL AÑO SIGUIENTE, volvieron a aquel lugar…
En lugar del modesto chamizo, ahora había una gran casa. El hijo pensó
que los habitantes se vieron obligados a huir de allí; pero el padre le invitó
a que llamara a la puerta.
De la casa salió el padre de la numerosa familia y mantuvieron una
conversación, donde aquel feliz hombre le relató lo sucedido, contándole que al
haber muerto su animal, se vieron obligados a limpiar el terreno de detrás de
la casa, se hicieron con unas semillas para tener algo que comer, con el tiempo
comenzaron a vender semillas y los vegetales que les sobraban, adquiriendo gran
éxito y pudiendo prosperar, montando un negocio de verduras, que con el tiempo
expandieron más allá de las fronteras del pueblo.
Yo, he estado viviendo con una
vaca muchos años, y ahora, me he atrevido a matarla…
¿Te atreves tú?