En el siglo XVIII existía un lenguaje
no verbal que se extendía por la alta sociedad. En las fiestas de la burguesía,
el lenguaje de los abanicos, estaba a la orden del día. Con cada movimiento o posición
de éstos, las mujeres mandaban mensajes “ocultos” a los hombres.
Pues bien, el otro día, en pleno centro
de la ciudad, recibí uno de estos mensajes, siendo su autora, la mismísima ciudad.
Ya te he hablado de la importancia
de mirar hacia arriba cuando estás caminado en una ciudad y de la cantidad de cosas
que la gente se pierde por ir andando mirando al suelo.
Haciendo caso de mis propios consejos,
levanté la vista y a través de un “abanico”, descubrí un impresionante y bonito
edificio que pasó desapercibido para el resto de la gente que me acompañaba.
Hoy quiero compartir contigo el mensaje
a través del abanico de la señorita Ciudad.
Abanico en la ciudad. |
02/2018
Alfonso B. C.
Foto publicada en National Geographic