jueves, 16 de marzo de 2017

Observa y sonríe.

Hoy quiero compartir contigo un rato de humor, que ocasioné de una manera completamente involuntaria pero que hizo que estuviera alegre durante todo el día, además de aprender una pequeña lección.

Un día fui a un centro comercial donde había una mesa de madera en la cual vendían Soleirolias (una planta tapizante muy delicada que siempre me ha gustado); me percaté de que había varias tonalidades, varios verdes de diferente intensidad; así que, “ordené” las plantas de tal modo que escribí la inicial de mi nombre, formando una gran aunque sutil “A”… me quedé ligeramente apartado, logrando ver a la gente que pasaba por aquella mesa, pero haciendo que mi presencia pasara completamente desapercibida, siendo un cliente más, y observaba si las personas que pasaban por ahí, se daban cuenta o no.

Fue muy curioso, había de todo: gente que ni si quiera miraba a las plantas, gente que las miraba pero no reparaban en que había “una letra escrita” y gente que lo miraba y al ver aquella gran “A”, sonreían.

No sé cuánto tiempo estuve, pero el devenir de la gente era constante, y me gustó mucho saber que era el causante de aquellas sonrisas, en las personas que tenían la sensibilidad de reparar en aquello.
 
De una manera inconsciente, englobé a cada persona dentro de estos tres grupos:

  • Los que ni si quiera veían las plantas…
  • Los que miraban las plantas pero no las observaban…
  • Los que observaban las plantas y sonreían por algo irrisorio… 
Me propuse desde ése momento, que yo, pertenecería al tercer grupo. Y te invito a que tú también lo seas, ¡no mires las cosas, obsérvalas!; y si algo te parece gracioso por muy sutil que sea… sonríe. Es fantástico que una cosa que carece totalmente de importancia en el día a día, tenga la facultad de hacerte sonreír, porque ahí está lo bonito de la vida. ¿No crees?  

Así que… trata de pertenecer al “tercer grupo” y…       

¡Observa y Sonríe!


Letra "A".
Alfonso B. C.






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