Un día fui a un centro comercial
donde había una mesa de madera en la cual vendían Soleirolias (una planta tapizante muy delicada que siempre me ha
gustado); me percaté de que había varias tonalidades, varios verdes de
diferente intensidad; así que, “ordené” las plantas de tal modo que escribí la
inicial de mi nombre, formando una gran aunque sutil “A”… me quedé ligeramente
apartado, logrando ver a la gente que pasaba por aquella mesa, pero haciendo
que mi presencia pasara completamente desapercibida, siendo un cliente más, y
observaba si las personas que pasaban por ahí, se daban cuenta o no.
Fue muy curioso, había de todo:
gente que ni si quiera miraba a las plantas, gente que las miraba pero no
reparaban en que había “una letra escrita” y gente que lo miraba y al ver
aquella gran “A”, sonreían.
No sé cuánto tiempo estuve, pero
el devenir de la gente era constante, y me gustó mucho saber que era el
causante de aquellas sonrisas, en las personas que tenían la sensibilidad de
reparar en aquello.
De una manera inconsciente, englobé a cada persona dentro
de estos tres grupos:
- Los que
ni si quiera veían las plantas…
- Los que
miraban las plantas pero no las observaban…
- Los que
observaban las plantas y sonreían por algo irrisorio…
Así que… trata de pertenecer al “tercer
grupo” y…
¡Observa y Sonríe!
Letra "A". Alfonso B. C. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario