Era principios de Otoño y la
temperatura era muy agradable para darse un paseo, el sol brillaba pero no hacía
calor y de vez en cuando, pasaba a tu alrededor una brisa que te recordaba que
dentro de poco llegaría el Invierno.
Me gustó imaginarme que dentro de
cien años, seguirá allí, mucho más grande y majestuoso, cuando nosotros ya nos
hayamos ido. Me hizo ver el paso del tiempo desde otra perspectiva.
Ahí estaba, en silencio, viendo
pasar el tiempo sin importarle nada más que su propia presencia en el mundo.
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